lunes, 28 de mayo de 2018

¿INFLUYE MI MANERA DE SER EN LA PSICOTERAPIA?


         Antes de terminar la carrera ya me planteaba la cuestión acerca de cómo influiría mi discapacidad al relacionarme con los pacientes. Mi experiencia cotidiana me decía claramente que no a todo el mundo le gustaba mi presencia, o no siempre me entendían lo decía. Por lo tanto, era de suponer que no sería un trabajo fácil.
En contra partida también estaba el hecho de que mi presencia —sobre todo en determinados ambientes hospitalarios y educativos— motivaba a muchas personas semejantes a mí. Esto me hizo continuar en mi empeño y seguir para adelante a pesar de las opiniones en contra.

No quiero meterme a analizar términos tales como el significado de la transferencia o contratransferencia con el paciente, aunque habría que tenerlo en cuenta.
En el vínculo terapéutico se produce una transferencia, cuando el paciente inconscientemente, transfiere y revive aspectos nuevos y antiguos sentimientos. Así se ha podido trabajar aspectos tales como su dependencia, autoayuda, dónde estaban situados sus límites, etc. Antes de empezar a trabajar con el paciente sobre estas cuestiones, he tenido que hacer un esfuerzo analítico conmigo misma para tener claros mis propios límites.
Tampoco he sido fácil liberarme a veces de la contratransferencia. Es decir, de ciertos sentimientos o pensamientos que determinadas personas me despertaban en nuestro contacto terapéutico, no siempre positivos que tiene que ver con su persona o con que me estaba contando. También he tenido que hacer un gran esfuerzo por ser la más objetiva posible buscando alternativas que me ayudasen a resolver determinados conflictos.

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