Todo ello implica un reciclaje continuo
para el psicólogo que quiera mantenerse al día. Está claro que todos buscamos
mejorar la salud mental de las personas, pero hasta el concepto de Salud Mental
está evolucionando constantemente. Ya no nos conformamos con leer los libros
clásicos, sino que hay que estar al día en las recientes introducciones del
término obligando a abrir la perspectiva hacia un aspecto más holístico de la
situación.
Creo que ahora sería incapaz de empezar
a estudiar la carrera de Psicología. Planes nuevos, más enfoques, otros
estudios… Incluso cada vez van apareciendo más trastornos que en mis tiempos
prácticamente no existían. Me refiero básicamente a los causados por las nuevas
tecnologías (adicción al móvil, tablet, videojuegos, etc.).
Puede traer una ventaja ya que hay que
introducir la pregunta ¿qué es la salud mental?, ¿En qué ámbito de la persona
la queremos aplicar? No será igual el ambiente laboral, el familiar o el social
aunque en el fondo todos interactúan a la vez.
Me da miedo llamadas “medicinas
alternativas” aunque por supuesto también proclamen como su único objetivo el
bienestar de la persona, pero en muchas ocasiones sin plantearse los medios que
ha utilizado para este fin. No quiero decir que es haya que descartarlas en su
totalidad, simplemente como especialistas con un cierto bagaje ético, debemos
asegurar lo mejor de cada especialidad.
Habrá buenos Psicólogos y malos, buenos
médicos y malos, terapeutas, acupuntores… Pero un paciente no tiene por qué
tener de antemano una varita mágica que vaya indicando a quién acudir, sino es
el propio profesional quien tiene que conducir a su cliente hace un bienestar
confortable para él.