Jamás se me había ocurrido pensar que a mi edad iba a ver en directo los Horrores de la Guerra. Otra cosa muy distinta es oír a tus padres hablar sobre las catástrofes y penurias que padecieron en sus propias carnes, pero no había ninguna imagen que lo mostrara. Es evidente que las tecnologías han cambiado a lo largo de estos años permitiendo estar al corriente de los acontecimientos puntualmente. Las televisiones te están ofreciendo constantemente información, imágenes y documentos que son capaces de poner los pelos de punta hasta la mentalidad más robusta. La única forma que queda para salir a flote de esta inundación es apagar todos los receptores o pasar de las noticias, viendo solamente seriales televisivos.
Este
último acontecimiento se ha unido a la resaca que muchos de nosotros aún
llevamos encima por estos dos años de pandemia. La incertidumbre, las crisis,
restricciones, etc. ocasionando depresiones y ansiedades, nos han pasado
factura a muchos adultos, jóvenes, adolescentes…
No soy
quién para defender la Psicología Privada frente a la pública. Pero tenemos que
dar una vía de salida a los problemas que realmente existen en la Sanidad
Pública, como puede ser las largas listas de espera que existe para lograr una
consulta, y que luego ésta no se alargue en el tiempo hasta el punto de que el
paciente se le olvide el motivo de consulta.
Estoy de
acuerdo en que se amplíe el número de Psicólogos Clínicos en la Sanidad Pública
para atender a los pacientes que sufren un trastorno mental. Pero los
profesionales que trabajamos desde la Privada, deberíamos actuar de tal forma
que ayude a la persona a adquirir sus propias herramientas para trabajar él mismo
en su Resilencia. Quizás al principio sea difícil, pero siempre estaremos aquí
para apoyar.
Siempre
hay un rayo de esperanza.